La autoestima es un pilar fundamental para nuestro bienestar psicológico. En este artículo, exploraremos cómo se aborda la autoestima en psicoterapia y cómo los profesionales trabajan con los pacientes para fortalecerla.
La autoestima se compone de varios elementos interrelacionados:
Autoconocimiento: Implica conocer nuestras características, debilidades, fortalezas y necesidades.
Autovaloración: Una vez que comprendemos nuestras características, evaluamos si las percibimos de manera positiva o negativa.
Autoaceptación: Aceptamos aspectos de nosotros mismos que no podemos o no queremos cambiar.
Autorrespeto: Es el paso previo hacia una autoestima saludable. Buscamos nuestro bienestar y nos tratamos con amor y respeto.
Autoestima positiva: Se basa en los puntos anteriores y busca un equilibrio: ni demasiado baja (infravaloración), ni alta (narcisismo), ni condicional (vinculada a logros específicos).
En la terapia, se intervienen en diferentes áreas para trabajar la autoestima:
Área cognitiva: Se aborda la flexibilización de creencias y autoexigencias. Los pensamientos juegan un papel crucial como forma entender las emociones que los generan, y por tanto, asumir que no hablan de nosotros ni de lo que somos capaces.
Área conductual: Se fomentan acciones que refuercen la autoestima, como el autocuidado y la comunicación asertiva (en ocasiones esto significa aprender y querer poner limites a los otros). Esto es crítico, puesto que al enfrentarnos a lo que tememos, y experimentar sus resultados, va a permitir una flexibilización y mejora de como nos percibimos a nosotros mismos, y como estamos en nuestra piel.
Área emocional: Se exploran las emociones relacionadas con la autoimagen y se promueve la aceptación incondicional de uno mismo.
La autoestima "sana" se basa en una actitud positiva hacia uno mismo, aceptándonos sin depender únicamente de logros o valoraciones externas. Imaginémosla como una balanza equilibrada entre nuestro “yo real” y nuestro “yo ideal”. Así, la autoestima se convierte en un viaje de autodescubrimiento y amor propio.
Comentarios